Qué significa...

Sequía

¿Qué es la sequía?

La sequía es una situación transitoria, de duración variable, que se caracteriza por unos niveles de precipitaciones inferiores a los habituales.

La ciencia contempla más de 150 definiciones dependiendo de la escala temporal o perspectiva de análisis. Así, por ejemplo, la escasez de precipitaciones da lugar a las sequías meteorológicas. Posteriormente, la falta de lluvia puede provocar la insuficiencia hídrica para abastecer a toda la población (sequías hidrológicas).

Sequía, aridez y escasez

Aunque son tres términos que aparecen juntos con frecuencia, no son equivalentes ni sinónimos. De esta manera, mientras la sequía se caracteriza por su transitoriedad, la escasez y la aridez son permanentes.

La escasez define una situación de déficit entre la oferta y la demanda de agua en una región concreta. Esta puede deberse a la existencia de un clima árido o bien a un aumento de la demanda por un crecimiento de la población.

Por su parte, la aridez se refiere a una característica del clima. A pesar de esta circunstancia, si el sistema está bien diseñado e implementado, no debe producirse escasez.

Tipos de sequías

Las sequías meteorológicas son las precursoras del resto de tipos. En este sentido, es importante conocer las distintas casuísticas.
Sequías meteorológicas
Podemos definirlas como la ausencia de lluvias en una región en un tiempo dado que se aleja de lo habitual. Suelen estar vinculadas a zonas específicas, ya que las razones atmosféricas por las que se produce esta falta de precipitaciones pueden variar de unas a otras.
Se utilizan varios indicadores numéricos para medir la intensidad de estos períodos de déficit de precipitaciones. Estos son algunos:

  • Indicador de Palmer. Se calcula en base a datos termo-pluviométricos y de contenido de agua disponible del suelo. Se adapta bien a zonas extensas sin accidentes geográficos significativos.
  • Indicador de aguas superficiales. Tiene en cuenta las masas de nieve y hielo, así como los caudales de los ríos. Se utiliza sobre todo en regiones montañosas.
  • Indicador de precipitación normalizada (SPI). Para cuantificar el déficit de precipitaciones durante múltiples periodos de tiempo: las condiciones de humedad del suelo responden a las anomalías pluviométricas en un intervalo de tiempo relativamente corto, mientras que el agua subterránea los caudales superficiales y el agua embalsada presentan mayor desfase. Los periodos (3, 6, 12, 24, 48 meses) reflejan el impacto en los diferentes recursos hídricos.

Sequías hidrológicas

Se trata de una reducción notable de los caudales habituales de los cursos de agua y la disminución de los niveles embalsados en una fecha dada. No se producen con inmediatez tras una escasez de precipitaciones, incluso pueden no manifestarse si, finalmente, retornan las lluvias.

Sequías hidroedáficas o agrícolas

Nos referimos a este tipo cuando se produce un déficit de humedad en las raíces de la planta para satisfacer sus necesidades. En este caso, no es un concepto que venga definido por una cantidad fija, sino que depende del tipo de cultivo. El descenso de la capacidad del suelo para retener la humedad en las tierras de secano suele deberse a las sequías meteorológicas. Por su parte, su reducción en los cultivos de regadío se produce por sequías hidrológicas.

Sequías socioeconómicas

Es cuando la escasez anómala de agua afecta a la actividad económica de la zona. No se trata solo de que haya restricciones, basta con que esta falta de agua influya desfavorablemente.

Los planes especiales de sequías (PES)

Los últimos se aprobaron en diciembre de 2018 y afectan a prácticamente la totalidad de las cuencas hidrográficas de los grandes ríos peninsulares. Los PES son propuestas para una mejor gestión de los recursos y de las infraestructuras con las que ya contamos. En ellos, se establecen una serie de medidas para contrarrestar el impacto de las sequías.