¿Qué es el ciclo hidrológico?
El ciclo hidrológico o ciclo del agua es el proceso global de circulación entre los distintos elementos del sistema climático ya que, además de la hidrosfera, también participan la atmósfera, la criosfera y la biosfera, que también participa en los procesos. En sus diferentes estados, el agua viaja alrededor de la Tierra en este ciclo cerrado que funciona con la energía que proviene del Sol.
A lo largo de sus fases, el agua es transportada, distribuida y almacenada. La cantidad de agua global se mantiene casi inalterada desde la formación de la Tierra. Se distribuye a lo largo de la superficie cubriendo aproximadamente el 71% de ésta. Un 97% del agua que cubre la superficie es salada, formando los mares y océanos.
Solo un 3% del agua restante en la Tierra es dulce, pero de ella, aproximadamente un 70% está congelada, por ejemplo, en los glaciares. El resto, se encuentra en el subsuelo, acuíferos, ríos, etc.
Tan solo un 0,025% del total es potable y según las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la demanda mundial de agua potable será un 55% mayor entre el 2000 y 2050.
Los procesos del ciclo hidrológico
En el ciclo hidrológico se encuentra agua en los tres estados físicos de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Hay cinco procesos fundamentales que componen el ciclo:
Evaporación
El ciclo comienza con la energía solar. Esta calienta el agua en forma líquida que forman los océanos, mares, ríos, etc., ocasionando la evaporación de ésta y pasando a estado gaseoso. El agua en estado gaseoso se conoce como vapor de agua, que se transporta rápidamente en la atmósfera debido a las corrientes, sobre todo en los niveles más altos.
Los océanos y mares representan el 80% del aporte de vapor de agua, pero, otro proceso que permite que el agua llegue a la atmósfera en estado gaseoso, es la transpiración que realizan las plantas.
La evapotranspiración se refiere al proceso de la evaporación desde la superficie con la transpiración de las hojas de las plantas. En este caso también es la energía solar la que provoca esta pérdida de humedad de la superficie hacia la atmósfera.
Condensación
Las nubes están formadas por un gran número de gotitas de agua, es decir, por agua en estado líquido (o sólido, ya sea por solidificación o por sublimación inversa). Cuando el aire que contiene vapor de agua se enfría, alcanza la saturación y se produce condensación.
La condensación se refiere al paso de gas a líquido, que se produce en este caso, formando diminutas gotitas de agua, que componen las nubes. Las nubes están formadas por un gran número de gotitas de agua que van creciendo y uniéndose unas a otras. Cuando éstas pesan demasiado para que el aire las sostenga, caen de nuevo a la superficie (precipitación).
Precipitación
Este es el proceso que sigue el agua cuando cae de nuevo sobre la superficie terrestre, en estado líquido (lluvia) o sólido (granizo o nieve). El agua precipita sobre los océanos y los mares pero también sobre la superficie terrestre que reconduce el agua a los mares a través de la escorrentía y otros procesos. Allí permanecerá el agua hasta que la energía solar vuelva a generar evaporación.
El agua que precipita en forma de nieve, sirve de reserva o “almacenaje”. La precipitación sólida sobre las montañas o sobre los glaciares, supone una reserva de agua dulce hasta que tiempo más tarde se derrita o fusione y vuelva a estado líquido (deshielo).
Aproximadamente el 78 % de la precipitación cae sobre los océanos. Además, el 86% de la evaporación global se produce a partir de ellos. Por tanto, juegan un papel muy importante en el ciclo del agua.
Escorrentía
Uno de los caminos que puede seguir el agua precipitada es la escorrentía superficial. No es más que el agua recorriendo la superficie terrestre y hasta llegar al mar, lagos, etc. debido a la orografía. Mediante este proceso, el agua actúa como un agente de erosión de la superficie y, además, transporta sedimentos.
Infiltración
Otra forma en la que se recoge el agua precipitada es mediante la infiltración. Parte del agua que cae en la tierra se absorbe y se acumula como aguas subterráneas o freáticas. Esta agua es a su vez absorbida por las plantas y, mediante los ríos subterráneos, también llegan a los mares.
¿Qué importancia tiene el ciclo del agua para la vida en la Tierra?
El agua es esencial para la vida tal y como la conocemos, ya que un alto porcentaje de nuestro cuerpo o el del resto de las especies, está compuesto por agua. En concreto, dos terceras partes del cuerpo humano son agua y en muchas especies vegetales, alcanza un 90%.
El caso de las medusas es incluso mayor, ya que en estos organismos llega al 99%.
El agua permite el correcto funcionamiento de los procesos biológicos. Es de gran importancia para las actividades de los seres humanos, como es para la agricultura, ganadería, industria, etc. Y para las especies vegetales es, junto con el dióxido de carbono y la luz solar, esencial para realizar la fotosíntesis.
Y además, entre sus funciones, está la de regular el clima. La alteración del ciclo del agua, implica cambios en los ecosistemas.
El calentamiento global altera el ciclo hidrológico y por tanto los recursos hídricos. Algunos fenómenos meteorológicos como lluvias torrenciales que dan lugar a inundaciones o sequías pueden ver su frecuencia alterada. Además, el deshielo producido por el aumento de las temperaturas conlleva un aumento del nivel del mar y una modificación del litoral.